martes, 3 de julio de 2007

Lo que siempre sucede...

...con este tipo de jugadres es lo que pasó ayer! El tipo va, hace dos goles y se supoe que pasa a ser incriticable o algo pr el estilo. No estoy para discutir que el que hace dos goles suele ser la figura de la cancha, porque me tomarían por imbécil o cavernario. Tampoco voy a discutir que tiene muy buena pegada aún cuando sea un tanto maricón para ponerla en práctica con pelota en juego, y que el centro de Zanetti lo encontró bien parado.
Pero el partido de ayer, que es ejemplo de lo que se supone corresponde mirar del enorme jugador del que supuestamente hablamos (en contraposición a sus partidos unánimemente horribles), es también el ejemplo de porque tipos como él me exasperan.
Ayer ganábamos comodamente tres a uno y comenzaba un pequeño momento de baile al inexplicablemente pobre equipo colombiano, y sin embargo la Argentina renunció a atacar, renunció a hacer el cuarto, el qunto o el que fuera, o a dar espectáculo, par pasar a dormir el partido. ¿Como duerme el partido? Por supuesto, poniéndola en los pies de Riquelme, que pasa a ser el centro del juego, antes volcado en Messi y Verón, y despliega una variedad de recursos que van desde el pase atrás al pase lateral, pasando por llevarla a paso cansino.
Como siempre dijimos, consideramos que el fútbol es otra cosa, amén de que desde lo táctico significó que una Colombia muerta se pusiera al borde del empate significó también renunciar a lo bello del deporte, a atacar, a intentar aumentar diferencias, dar espectáculo, asegurar el partido y el público mostrando cuanto mejor es una pared adelante que una devolución atras, aún tomando algún riesgo de perder la Bola.
El asunto no es defenderse con la pelota, y aburrir a todo lo que se mueve exponiéndose además al riesgo de perderla. Con la pelota hay que atacar, evitar terminar pidiendo la hora en un partido controlado, mostrar la pasta del verdadero campeón, y para hacer eso se necesitan jugadores que no se dediquen a ser el valuarte de lo contrario.
Como decía un gran estadista, por lo menos, así lo veo yo...

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